sábado, 16 de enero de 2010

16 enero de 1912: Luis Emilio Recabarren funda "El Despertar de los Trabajadores"




El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 20 /junio/1912

NO SE ENGAÑEN

La misión de nuestro periódico no es, especialmente, defender a los trabajadores

Acostumbrados los trabajadores a que algunos periódicos se llamaran defensores de ellos, vivieron muchos años habituados a que cierta prensa llamada obrera se quejara por ellos, gritara e insultara a los que oprimen al pueblo; acostumbrados los trabajadores a ese sistema, extrañan que 'El Despertar' no haga lo mismo.

No. La especial misión de 'El Despertar' no es defender al trabajador. La misión de 'El Despertar' es aún superior a eso. Es una misión más grande y que el trabajador, dentro de poco tiempo,sabrá apreciarla muy bien.

La misión de El Despertar es instruir, enseñar y guiar al trabajador, para que él solo se defienda de sus opresores. A esto se reduce la hermosa misión, la sublime labor de nuestro periódico.

Nosotros no queremos darnos el título de defensores de los trabajadores. Queremos solamente hacer comprender al trabajador las causas del mal y de la miseria en que vive. Queremos que aprenda a apreciar todo lo que vive cerca de él. Nuestra misión es decirle al trabajador lo que hacen en otras partes, sus hermanos, para salvarse de la miseria, a fin que si lo creen bueno, sabio y justo, lo imiten.

Nosotros comprendemos que al trabajador le falta valor para defender sus derechos, y en este caso, nuestra misión es darle al trabajador el valor que le falta, instruyéndolo, dándole fuerza moral. Nosotros reconocemos que el trabajador carece de fuerza y de voluntad para obtener el respeto que merece. Nuestra misión es, en este caso, indicarle dónde está y en qué consiste la fuerza que debe poseer el trabajador, y le indicaremos que debe unirse a sus demás hermanos, formando con ellos asociaciones que tengan por objeto contribuir verdaderamente al bienestar presente y futuro. Consideraríamos muy burgués el papel de defensores de los trabajadores.-

Queremos una misión más noble: Servir de guías, servir de luz para señalar el camino que conduce a la perfección. No queremos defender a los trabajadores. Queremos que ellos solos se defiendan, porque ya son grandecitos. Por eso desde estas columnas les enseñaremos a clasificar todas las acciones de la vida.

Le enseñaremos a clasificar lo que es explotación, opresión, robo, tiranía, injusticia y le enseñaremos la acción necesaria para combatir todo eso que es malo. Le enseñaremos que con el amor, fraternidad, unión, dignidad, entereza, sobriedad y valor podrá vencer todo lo malo y absurdo de nuestras costumbres presentes. Ojalá que los trabajadores supieran interpretar debidamente la grandeza de la misión de El Despertar y que comprendiéndola le presten cada día mayor apoyo.

Si nos tomáramos el papel de defender a los trabajadores, ellos se quedarían tranquilos esperando de nuestra acción su defensa y entonces los burgueses nos llamarían con razón intrusos.

En cambio dando al trabajador las armas y el valor, la asociación y la instrucción, haremos de cada trabajador un atleta, un gigante capaz de defenderse y de vencer. Eso es más noble, eso es más grande. . ,

¿Queréis, trabajadores, defenderos de todas las iniquidades, injusticias y tiranías presentes? Recibid los consejos y enseñanzas de El Despertar, obrad conforme a ellos en todo aquello que estiméis razonable y justo. Así seréis grandes y poderosos sin necesidad de defensores. Salud. Luis E. Recabarren S.



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El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 22/junio 1912

NO TIENEN TIEMPO PARA CORTAR LAS CADENAS

En la acción inmensamente vasta y grande que realizamos todos los que queremos la más pronta emancipación proletaria; los que queremos libertarnos de todas las opresiones y esclavitudes; en esa acción que realizamos, vamos encontrando a cada paso expresiones que apenan el alma. Compañero, le decimos a uno, suscríbase a nuestro periódico, que es la publicación obrera. No puedo, dice, no tengo tiempo para leer. Tengo un trabajo que no me deja tiempo libre. Pero Uds. ya saben que siempre seré con Uds. Nos dirigimos a otro compañero, rogándole que nos sirva de agente, para que ayude, así, a sembrar nuestras hermosas ideas socialistas, de amor y libertad, que en un porvenir cercano darán tan soberbios frutos. No tengo tiempo compañero, es la respuesta.

No multiplicaremos ejemplos, puesto que basta con decir, que en general, y en todas partes y muy a menudo, vamos encontrando, a trabajadores educados y capaces de hacer mucho bien, que se alejan de toda ayuda; unos por cobardía, otros por inercia, otros por mil causas insignificantes. Pero cuando les ocurre una desgracia, una triste desgracia que llena sus hogares de lágrimas y miserias; cuando son víctimas de un abuso, que aumenta sus dolores y dificultades para vivir, entonces reniegan de su suerte, maldicen el destino, se quejan de malos amigos; protestan de los patrones y jefes calificándolos de despiadados e injustos; sólo entonces cuando la desgracia les aflige, piensan algunos en que sería buena una vida mejor, ganada a costa de la unión de los trabajadores.

Es verdad que a nuestra acción socialista educativa, moralizadora y emancipadora, coopera un puñado de valientes y entusiastas obreros, que nunca tal vez les faltará el amor y el valor, pero ¡qué triste es reconocerlo! son tan pocos ante el número inmenso de trabajadores que sufren la pena del trabajo brutal y de la miseria inclemente; sin que quieran dar un solo paso para tratar de alejar sus desgracias. Pero, es grato contemplar, entre el mar de la. indiferencia, ese puñado que se destaca luchando por amor a sus semejantes.

Esos pocos serán, siquiera, los que gastarán su paciencia y su tiempo para ayudar a cortar todas las cadenas que amarran al trabajador, a la esclavitud del trabajo mal pagado y de los vicios que los arruinan. Hace contraste esta abnegación con la indiferencia de aquéllos que nunca quieren tener tiempo para liberarse de la opresión.

Por esto es necesario insistir para vencer ese asco a la instrucción y a la libertad; ese asco a la cultura y al progreso que demuestran tantos trabajadores. No desmayemos, pues, hermanos, en la lucha y en el ideal. Formemos más calor, más fuego para derretir esos hielos. Luis E. Recabarren S.


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El Despertar de los Trabajadores, Iquique, 5/agosto/1912.

YO PENSABA QUE ERA LIBRE

(Monólogo)

¡Pobres ilusiones mías! Hasta ayer, yo me consideraba libre y ha bastado un momento solo de calmada reflexión para que yo me haya convencido de que vivo en honrosa esclavitud. ¡Pero, qué cruel esclavitud! ¡Qué duras y qué amargas son las cadenas que me atan a esta vida!

Soy joven todavía, y ya tengo cuatro hijos, que son pequeños, que no pueden trabajar y que tienen que comer y vestir. Juntos el trabajo de mi compañera y el mío no me alcanzan para llevar una vida medianamente agradable. Ella, mi compañera, tiene que trabajar todo el día. Somos seis. Ella tiene que cocinar, cosernos la ropa, que lavar, que asear la casa. ¿Ella es libre? Pobre mujer mía, y yo que algunas veces hasta la he golpeado, cuando he llegado curado a la casa! ¿Ella es libre? ¡Pobrecita! Veo que su trabajo es tan esclavizado como el mío.

Si yo dejara de trabajar nos moriríamos de hambre y de mugre. ¿Y cómo me dicen que soy libre? Libre para escoger un patrón; que casi siempre me toca malo. Libre para buscar trabajo, que siempre es brutal, mortífero, arriesgado, y mal pagado. Sí, soy libre, puedo trabajar donde quiera: si en las barretas, cualquier día un tiro traidor me mata; si de particular o de carretero, siempre tengo la vida en un pelo; si voy a la máquina; ¡Cuántos no han muerto quemados por el caldo del salitre. ¡Sí, pero dicen que soy libre!

Si no pago mis deudas porque mi salario no alcanza, mis acreedores me niegan sus créditos y eso llenaría de mayores miserias mi pobre hogar. Yo quisiera vivir en una casita más decente, porque me parece que tendríamos mejor salud, pero no puedo, no las hay mejores. ¡Sí, pero dicen que soy libre! ¿Libre para qué?

Y así se atreven a exigirme que contribuya con dinero para celebrar las fiestas de la libertad. ¿Será para que celebremos nosotros la libertad de los ricos? jEso es muy absurdo!

El otro día fui al pueblo a comprar unas medicinas, para mi hijito enfermo, llevaba diez pesos. Cuando llegué al pueblo me tomaron preso por curado, ¡y yo no había tomado nada! Me quitaron los diez pesos y me atracaron una multa de treinta pesos! ¡Fue en vano que yo protestara! ¡Y se atreven a decir que soy libre! ¡Y se atreven a pedirme que haga fiestas para celebrar una libertad que no tengo!

¡Mi hijito se murió, porque no tuve cómo cuidarlo bien en su enfermedad! ¡Pobrecito! Por su muerte yo he quedado más pobre, y más lleno de deudas que nunca. ¡Oh, qué hermosa es mi libertad!

¡Sí, es muy hermosa mi libertad! Mi mujer no tiene ropa que ponerse; mis hijos andan desnudos, sin zapatos siempre; ¿y yo? yo no ando mejor. Sí, pero de todas maneras haremos fiesta porque la máquina parará y nuestros salarios cundirán mucho menos que los otros meses. ¡Felices los que llenarán sus bolsillos en esos días vendiendo sus licores corruptores! ¡ Desgraciados los que aumentan su miseria!

Luis E. Recabarren S.


Fuente: http://www.luisemiliorecabarren.cl/?q=node/1017

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